viernes, 9 de octubre de 2009

Bienvenidos al concierto


Como habréis podido comprobar si dais un vistazo al flanco izquierdo de este cibercuadernillo de notas, U2 viene a Sevilla dentro de once meses y veinticinco días y me he agenciado un par de entraditas para ir con el pibón a disfrutar del espectáculo. Parece que después de la visita del Boss este verano, el nivel se mantiene.

Mi inmersión en la obra musical de esta banda comenzó con un single promocional que cayó en mis manos, de portada gris y con la foto de unos tíos con muy mala cara. Una habitación de un cuarto piso sin ascensor, un cenicero y un tocata era todo lo que necesitaba, hace de esto más de 25 años. Se trataba de Sunday bloody Sunday. The Edge cabalgaba con su guitarra, alrededor de la contundente batería de Larry Mullen, mientras Bono subía y bajaba por ese tobogán sonoro particular. Sin duda se convirtió en uno de mis temas favoritos.

Después de escuchar este single en el tocata grundig de mi amigo Quique que trabajaba en radio Aljarafe, alrededor de unas cincuenta veces seguidas, y de desgranar en lo posible esa sesión intensiva y exahustiva de sonidos (recuerdo a su madre entrando en la habitación y preguntando si el tocadiscos se había estropeado porque llevaba toda la tarde escuchando lo mismo), quise averiguar de qué hablaba ese tío de estética entre punk, post moderno, new romantic y roquero de la calle. Gracias a que mi colega colaboraba con esa radio local, nos pillábamos decenas de discos de promoción que las distribuidoras mandaban a las emisoras en aquella época (una orgía para mí).

Y me enganché, me enganché tras este descubrimiento, porque había pocos grupos que hablaran de lo que para mi era importante, de esa parte oscura de la política (en aquella época aún no me había llegado el síndrome de desencanto crónico político que ahora padezco). Siempre me ha gustado la mezcla de este tipo de música que me pone la piel en tensión con letras que hablen de hechos socialmente tan jodidos para nuestras democracias occidentales, como la muerte de trece católicos por disparos de soldados británicos en una manifestación en Irlanda.

Y a esta gente, católicos irlandeses, criados en estos ambientes de conflicto histórico del Ulster, de Irlanda del Norte, del IRA, se les ocurre componer una canción como ésta. Es cierto que durante algunos años no volvieron a tocarla en los conciertos desde alguna reacción extraña que tuvieron en Irlanda cuando la estrenaron. Pero para mí continúa siendo mi himno de aquellos años. Un alegato por la paz, compuesto en una zona de guerra.

“La política y la música son muy difíciles de distinguir; ¿dónde se dibuja la línea?” (Larry Mullen). No dibujemos nada, mezclemos, fusionemos. Acaso viviremos otra vez para hacer algo diferente? Nunca lo sabremos.

Bono se pregunta en la letra del tema, “how long must we sing this song?” (¿Cuánto tiempo debemos cantar esta canción?). Hasta que salga el sol, hermano, hasta que salga el sol en Sevilla el 30 de septiembre de 2010. Nos vemos en la Cartuja el año que viene.

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